La guerra moderna y la lucha contra las guerrillas- Roger Trinquier

 Yassef Saadi, jefe de la Zona Autónoma de Argel, declaró después de su arresto: "Puse mis bombas en la ciudad porque no tenía aeroplano para tirarlas. Pero causé menos víctimas que la artillería o el bombardeo aéreo de nuestras pequeñas localidades. Yo estoy en guerra. Nadie puede criticarme por lo que hago".

Desde luego, el terrorista sabe que, sorprendido y capturado, no puede esperar que le traten como un criminal ordinario o que se limiten a tomarle prisionero como hacen los soldados en el campo de batalla. Las fuerzas del orden tienen que aplicarle distintos procedimientos, porque lo que s ebusca en él no es el castigo de su acción, de la que en realidad no es totalmente responsable, sino la eliminación de su organización o su rendición.

Lo esencial para que el interrogatorio de un terrorista sea rápido y efectivo es tener interrogadores que sepan lo que están preguntando, a fin de que el terrorista se vea colocado de inmediato en el círculo que se mueve dentro de la organización a que pertenece. Se necesita, pues, que los interrogadores conozcan profundamente la organización que estudian. Y, del mismo modo que resulta una pérdida de tiempo pretender que un colector de fondos sepa dónde y cuándo se colocan las bombas, no se puede iniciar el interrogatorio de un terrorista tocando terrenos que este no suele pisar. Siempre hay que tocar el tema que él domina, para que pueda contestar.

En la guerra moderna el enemigo no es tan fácil de indentificar. No hay frontera física que separe los dos campos. la línea que marca la diferencia entre el amigo y el enemigo puede encontrarse muchas veces en el corazón de la nación, en la misma ciudad donde reside, en el mismo círculo de amigos donde uno se mueve, quizás dentro de su propia familia. Es más bien una línea ideológica, que tienen que ser perfectamente bien descubierta si queremeos determinar pronto quiénes son en realidad nuestros adversarios y a quiénes tenemos que derrotar.

Una cosa que recimendamos es esta: nunca desestimemos a nuestros adversarios, pero tampoco debemos sobrestimarlos, atribuyendoles una fuerza invenciable que en muchas ocasiones no poseen. No debemos olvidar que ellos también tienen sus problemas y sus onstáculos que salvar. lo que pasa es que, por lo general, nunca tienen enfrente nadie que les haga el mismo tipo de guerra, y eso les permite recuperarse de sus errpres y maniobrar hacia el punto que desean.

Las fuerzas del orden deben atacar simultáneamente, no olvidando nunca desde los primeros instantes tendrán que enfrentarse con serias dificultades. Y deben recordar que, si el enemigo rompe abiertamente las hostilidades, es porque ya tiene abonado el camino inicial, tras haber aterrorizado internsamente a la población.

Las bandas de guerrillas son ayudadas por lo general por elementos de la población, muchos de ellos miembros de la organización, que saben dónde están , pueden llevarles alimentos, y les indican de paso cuál ha sido el movimiento de las tropas del gobierno.

Ya hemos visto lo indispensable que es, para el funcionamiento de la guerrilla, que el pueblo la apoye resueltamente. Esto quiere decir, en otras palabras, que, dondequiera que se conozca la existencia de una guerrilla que esté dando quehacer, anotándose éxitos frecuentes, es que alguiendel pueblo está proporcionando informes y ayudando eficazmente. Por tanto, para acabar con la guerrilla hay primero que destruir su fuente de información. Esto se hace poniendo en movimiento un contraorganización dentro del mismo pueblo.

Pero, aunque parezca mentira, esta total dependencia del pueblo representa también el punto débil de la guerrilla, porque si, empleando nuestros numerosos recursos, logramos localizar a esos simpatizantes o colaboradores, los detenemos o los hacemos agentes nuestros, ello serán entonces los encargados de facilitar a nuestras tropas los informes que necesitamos para llegar más rápidamente a donde están situadas las guerrillas. Y entonces, en lugar de actuar en provecho de ellas, los informantes lo hacen a favor nuestro, garantizándonos el triunfo.

Los grupos de contraguerrilla, tal como expresa el teniente coronel Beebe, son completados con medidas de carácter político, económico, psicológico, administrativo y militar, y deben ser preparados por el alto comando.

El punto está, pues, en realizar un metódico y paciente esfuerzopara alinear debidamente a las gentes del pueblo a nuestro favor. Cuando eso se haya conseguido, repetimos, la mitad de la batalla estará perfectamente ganada por nuestras fuerzas.

A las guerrillas hay que eliminarlas por completo. No se les puede dar oportunidad de reconstruir sus cuadros, porque entonce sretornan con más vigor y se presentan a los ojos de los habitantes de una población como elementos a los que las fuerzas del gobierno no pueden controlar.

La contraguerrilla tiene que ser efectiva, desde luego, y no puede dejar la menor puerte de escapae a nuestros adversarios, porque, como bien ha dicho el coronel Beebe, "si el enemigo conserva alguien con vida, la batalla no estará realmente ganada". "Una operación de contraguerrilla solo terminará cuando no quede una sola guerrilla enemiga en el área, cuando toda su organización haya sido destruida y en su lugar esté funcionando la nuestra".

Es también sabido que, en momentos de peligro, intereses personales y ambiciones han sido generalmente poderosos incentivos para conseguir una acción dinámica de individuos que queremos sacar de su ruta ordinaria y utilizar en otras partes.

En la guerra moderna, como en las guerras tradicionales del pasado, es absolutamente necesario hacer uso de las mismas armas que emplea el enemigo. No hacerlo es un absurdo.

La guerra no puede desaparecer. El aumento de potencialidad en las armas, que pone distancia entre los combatientes de determinados lugares, también los acerca cada vez más. Una vez más, ambos se enfretarán en un campo determinado, definido, y volverán a descubrir el contacto personal perdido durante tanto tiempo. Ejércitos inmensos no invadirán simultáneamente los campos de batalla. La guerra será una especie de continuadas acciones de pequeña cuantía. Inteligencia y astucia, ligadas a la fuerza bruta seguirán al poder de ciesgos armamentos.

La nación no pide al ejército que solucione problemas, sino que gane la guerra y que porporcione a la población  la protección necesaria para garantizar su seguridad ante el peligro.

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