El vendedor más grande el mundo- Og Mandino.
Las riquezas, hijo mío, no deben ser jamás la meta de tu vida. Tus palabras son elocuentes, pero son meras palabras. La verdadera riqueza es la del corazón, y no la de la billetera.
No, hijo mío, no aspires a las
riquezas y no trabajes solo para enriquecerte. Esfuérzate por alcanzar la
felicidad, por ser amado y amar, y lo que es de más importancia, procura con
ahínco alcanzar la paz mental y la serenidad.
Cada lucha, cada derrota,
acrecienta la destreza y la fuerza, el valor y la resistencia, la habilidad y
la confianza, de manera que cada obstáculo es un compañero de armas que te
obliga a ser mejor… o a abandonar la empresa. Cada desaire es una oportunidad
de avanzar; si uno huye de los obstáculos o los evita, habrá echado a perder el
futuro.
Nunca te avergüences de emprender
algo, aunque fracases, porque aquel que no ha fracasado nunca, no ha intentado
tampoco nada. A tu regreso te interrogaré largamente respecto de tus
experiencias.
El tiempo le enseña todas las
cosas a aquel que vive para siempre, pero no puedo darme el lujo de la eternidad.
Y sin embargo dentro del tiempo que se me ha asignado debo practicar el arte de
la paciencia, porque la naturaleza no procede jamás con apresuramiento. Para
crear el olivo, el rey de todos los árboles, se requieren 100 años. Una planta
de cebolla es vieja después de 9 semanas. He vivido como una planta de cebolla.
Pero no he estado conforme con ello. Ahora quisiera ser el más grande de los
árboles de olivo, y en realidad el más grande de los vendedores.
HÁBITOS
Cuando era niño, era esclavo de
mis impulsos, ahora soy esclavo de mis hábitos, como lo son todos los hombres
crecidos. He rendido mi libre albedrío a los años de hábitos acumulados y las
acciones pasadas de mi vida han señalado ya un camino que amenaza aprisionar mi
futuro. Mis acciones son gobernadas por el apetito, la pasión, el prejuicio, la
avaricia, el amor, temor, medio ambiente, hábitos, y el peor de estos tiranos
es el hábito. Por lo tanto, si tengo que ser esclavo de los hábitos, que sea
esclavo de los buenos hábitos.
De manera entonces que nacerá un
hábito nuevo y bueno, porque cuando un acto se hace fácil mediante la
repetición constante se convierte en un placer realizarlo, y si es un placer
realizarlo corresponde a la naturaleza del hombre el realizarlo con frecuencia.
Cuando lo hago con frecuencia se convierte en un hábito y yo me convierto en su
esclavo y puesto que éste es un buen hábito, ésta es mi voluntad.
Hoy comienzo una nueva vida.
Y me hago un solemne juramento de
que nada retardará el crecimiento de mi nueva vida. No interrumpiré ni un día
estas lecturas porque el día que pierda no podrá recobrarse jamás ni podré
substituirlo por otro. No debo interrumpir, no interrumpiré este hábito de la
lectura diaria de estos pergaminos, y en realidad, los pocos momentos que pase
todos los días en este nuevo hábito serán un precio insignificante que tendré
que pagar por la felicidad y el éxito que serán míos.
AMOR
De aquí en adelante contemplaré
todas las cosas con amor y naceré de nuevo. Amaré al sol porque me calienta los
huesos; pero también amaré la lluvia porque purifica mi espíritu. Amaré la luz
porque me señala el camino; pero también amaré la oscuridad porque me enseña las
estrellas. Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón; pero también
soportaré la tristeza porque descubre mi alma. Reconoceré la recompensa porque constituye
mi pago; pero también daré acogida a los obstáculos porque constituyen para mí
un desafío.
Amaré al que tiene ambiciones
porque podrá inspirarme; amaré a los que han fracasado porque pueden enseñarme.
Amaré a los reyes porque son solo humanos; amaré a los humildes porque son
divinos. Amaré a los ricos porque sufren la soledad; amaré a los pobres porque son
tantos. Amaré a los jóvenes por la fe a que se aferran; amaré a los ancianos
por la, sabiduría que comparten. Amaré a los hermosos por sus ojos de tristeza;
amaré a los feos por sus almas saturadas de paz.
Y principalmente me amaré a mí
mismo. Porque cuando lo hago, vigilaré celosamente todo lo que entra en mi
cuerpo, mi mente, mi alma y mi corazón. Nunca jamás mimaré los apetitos de la
carne, sino que más bien trataré mi cuerpo con limpieza y moderación. Nunca
permitiré que mi mente sea atraída por el mal y la desesperación, sino que más
bien la estimularé con los conocimientos y la sabiduría de los siglos. Nunca le
permitiré a mi alma que se vuelva complaciente y satisfecha; por el contrario,
la alimentaré con la meditación y la oración. No permitiré nunca que mi corazón
se empequeñezca o se amargue; sino más bien lo compartiré y crecerá y alegrará
la tierra.
PERSISTENCIA
Los premios de la vida se
encuentran al fin de cada jornada, y no cerca del comienzo, y no me corresponde
a mí saber cuántos pasos son necesarios a fin de alcanzar mi meta. Puede aún
sobrecogerme el fracaso al dar mi milésimo paso, y sin embargo quizá el éxito
se oculte detrás del siguiente recodo del camino. Jamás sabré cuan cerca estoy
del éxito a menos que doble la curva. Siempre daré un paso más. Si ése no es
suficiente daré otro y aún otro. En realidad, un paso por vez no es muy
difícil. Persistiré hasta alcanzar el éxito.
SINGULARIDAD
Desde el comienzo del mundo,
nunca ha existido otro con mi mente, mi corazón, mis ojos, mis oídos, mis
manos, mi cabello, mi boca. Nadie ha podido, ni puede ni podrá caminar y andar
y moverse y pensar exactamente como yo. Todos los hombres son hermanos míos y
sin embargo soy diferente de cada uno de ellos. Soy una criatura única.
Se me han dado ojos para que vea
y una mente para que piense y ahora sé un gran secreto de la vida porque
percibo por fin que todos mis problemas, mis desánimos y sufrimientos son en
realidad grandes oportunidades veladas. Nunca me engañaré por el disfraz que
lleven, porque mis ojos están abiertos. Miraré más allá del disfraz y no seré
engañado.
La naturaleza no conoce derrota.
Con el tiempo, emerge victoriosa, y así lo haré yo, y con cada victoria la
próxima lucha no será tan difícil.
HOY
Así también me golpearé el pecho
con gratitud al considerar a todos los que saludaron la salida del sol del ayer
y que hoy no figuran entre los vivos. Soy en realidad un hombre afortunado, y
las horas de hoy Constituyen algo extra, inmerecido. ¿Por qué se me ha
permitido vivir este día extra, cuando otros, mucho mejores que yo, han muerto?
¿Será acaso que han cumplido su propósito mientras que el mío está aún
inconcluso? ¿Es ésta otra oportunidad de convertirme en el hombre que yo sé que
puedo ser? ¿Existe un propósito en la naturaleza? ¿Es éste mi día para
distinguirme?
Viviré este día como si fuese el
último de mi existencia.
EMOCIONES
Débil es aquel que permite que
sus pensamientos controlen sus acciones; fuerte es aquel que compele a sus
acciones que controlen sus pensamientos.
REIR
¿Y cómo me reiré cuando me
confronta un hombre o acciones que me ofenden y que provocan mis lágrimas y
maldiciones? Tres palabras aprenderé a repetir hasta que se conviertan en un
hábito tan fuerte que inmediatamente aparecerán en mi mente siempre que el buen
humor amenace apartarse de mí. Estas palabras, transmitidas por los antiguos,
me harán triunfar en la adversidad y mantendrán mi vida en equilibrio. Estas
tres palabras son: Esto pasará también.
Nunca permitiré que me vuelva tan
importante, tan sabio, tan grave y reservado, tan poderoso, que me olvide de
reírme de mí mismo y de mi mundo. En este asunto seguiré siempre siendo un
niño, porque solo como un niño se me ha otorgado la habilidad de admirar a los
demás; y mientras admire a otro nunca me formaré una opinión excesiva de mí
mismo.
VALOR PERSONAL
Soy como un grano de trigo, con
una diferencia. El trigo no puede escoger ser de alimento para los puercos, molido
para el pan, o plantado para que se multiplique. Yo tengo la facultad de
elección y no permitiré que mi vida sea alimento de los puercos ni dejaré que
sea molida bajo las piedras del fracaso y la desesperación, y así quebrantado,
ser devorado por la voluntad de otros.
Para que crezca y se multiplique
es necesario plantar el grano de trigo en la oscuridad de la tierra, y mi
fracaso, mi desesperación, mi ignorancia y mis inhabilidades son la oscuridad
en la cual he sido plantado a fin de madurar. Ahora, como el grano de trigo que
brotará y fructificará solo si es nutrido por la lluvia y el sol y los vientos
tibios, yo también debo nutrir mi cuerpo y mi mente para cumplir mis sueños.
Pero para crecer hasta llegar a su plenitud el trigo debe esperar los caprichos
de la naturaleza. Pero yo no necesito esperar porque tengo el poder para
escoger mi propio destino.
¿Y cómo lograré esto? Primeramente,
fijaré metas para el día, la semana, el mes, el año y mi vida. Así como la
lluvia debe caer antes de que el grano de trigo rompa su cáscara y germine, así
yo también debo tener metas y objetivos para que mi vida cristalice. Al fijarme
metas recordaré mis mejores trabajos del pasado y los multiplicaré en un ciento
por ciento. Este será el nivel según el cual viviré en el futuro. Nunca me
preocuparé de que mis metas sean demasiado elevadas, puesto que ¿no es mejor
acaso apuntar mi lanza a la luna y herir solo a un águila que apuntar mi lanza
al águila y pegarle solo a una roca?
Hoy sobrepasaré toda acción que
realicé ayer. Subiré a la montaña de hoy con toda la habilidad que tengo, y sin
embargo mañana subiré más alto que hoy, y el día siguiente más alto que ayer.
El sobrepasar los hechos de los otros carece de importancia; el sobrepasar mis
propios hechos es lo que significa todo.
ACCIÓN
Mis sueños carecen de valor
alguno, mis planes son como el polvo, mis metas son imposibles.
Todo ello carece de valor a menos
que sea seguido de la acción.
Procederé ahora mismo.
Déjenme proceder ahora, aunque
mis acciones no traigan la felicidad o el éxito, porque es mejor proceder y
fracasar que quedarse inactivo y salir del paso a duras penas. La felicidad, en
realidad, quizá no sea el fruto arrancado mediante mi acción, y sin embargo sin
la acción todo fruto morirá en su tallo.
Cuando el león siente hambre,
come. Cuando el águila siente sed, bebe. Si no procedieran, si no actuaran,
ambos morirían.
ORACIÓN
Sólo oraré por directivas y
orientaciones, para que se me señale el camino para adquirir estas cosas, y mi
oración será contestada siempre.
Quizá recibiré la dirección y
orientación que busco, o tal vez no, pero ¿no son estas dos cosas una respuesta?
Si el niño le pide pan a su padre, y el padre no se lo da, ¿no le ha respondido
el padre?
Déjame que llegue a ser todo lo
que tienes planeado para mí cuando mi semilla fue plantada y seleccionada por
ti para germinar en la viña del mundo.
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