Cómo escribir textos académicos según normas internacionales- Francisco Moreno, Norma Marthe y Luis A. Rebolledo

 Los lectores, mientras leen, aplican unas macrorreglas para reducir la información: supresión, generalización y construcción.

La primera macrorregla, supresión, nos permite omitir la información accidental, irrelevante o redundante. Es decir, al resumir debemos suprimir los ejemplos, los detalles, las repeticiones y toda la información innecesaria para la construcción de la estructura global del significado del texto.

La segunda macrorregla, generalización, consiste en reemplazar varios enunciados por una generalización simple o mediante una combinación o generalización. Por ejemplo: pizza, espaguetis y torta se generalizan como harinas.

La tercera macrorregla, construcción, permite fundir en uno, dos conceptos constitutivos; el concepto que resume la secuencia no necesariamente tiene que estar presente en el texto. En el ejemplo, Llegué al aeropuerto, compré un pasaje, esperé en la sala de pasajeros, subí al avión, el avión partió., al aplicar la regla de construcción se obtiene la siguiente macroproposición: Viajé en avión.

La relatoría corresponde a la escritura resultante después de la lectura que cada cual ha realizado. La relatoría en ningún caso ha de ser un resumen ni la simple unión de frases tomadas directamente del texto leído, sino una reconstrucción, o sea, una reelaboración, desde la apropiación del tema por parte del estudiante.

Este es el esquema general de una relatoría:

1. Descripción sintética del contenido: el relator presenta una síntesis del contenido del texto en un cuarto de página.

2. Ideas o tesis principales del texto: el relator presenta las ideas básicas sobre las cuales descansa lo que el texto pretende comunicar, y que le dan pleno sentido. No debe ocupar más de media página.

3. Argumentos que sustentan las ideas o tesis principales: en este punto el relator presenta los argumentos con que se defienden y desarrollan las tesis o ideas centrales que hemos señalado en el numeral anterior. No debemos utilizar más de página y media.

4. Aporte personal: una vez presentadas y desarrolladas las ideas centrales del texto, el autor toma posición frente a ellas, argumentando. No debemos ocupar más de una página.

5. Observaciones sobre el texto: en este apartado el relator expone las apreciaciones que el texto le haya podido generar en relación con el estilo, su lectura, su densidad o cualquier otro aspecto que considere importante manifestar. No debe ocupar más de un cuarto de página.

6. Referencias citadas: contiene la lista de fuentes consultadas.

La reseña ofrece una orientación sumaria y crítica sobre el contenido de una publicación reciente. Esta orientación crítica debe reunir ciertas condiciones: La reseña ha de ser informativa, analítica y sintética.

La introducción describe el interés del proyecto en el contexto científico, los trabajos previos sobre el tema y los aspectos por aclarar.

Los argumentos deberán estar organizados de manera lógica y se requerirán cuantos sean necesarios para convencer al lector. En una argumentación deben exponerse por lo menos tres argumentos basados en evidencias o pruebas que los hagan creíbles.

Una tesis es una idea guía; para precisarla mejor, es útil expresarla en una oración o en un párrafo. Un escritor experimentado puede tener clara la tesis, aunque no la haga explícita.

Para organizar los argumentos, podemos emplear tres procedimientos: a) orden de fuerza creciente, que consiste en comenzar con los argumentos más débiles y dejar los más fuertes para el final; b) orden de fuerza decreciente, que se caracteriza por empezar por los argumentos más fuertes y dejar los más débiles para el final, y c) orden homérico o nestoriano, tal vez el más recomendado, que consiste en comenzar y terminar con los argumentos más fuertes y acomodar los más débiles en la mitad de la argumentación.

Los argumentos mediante ejemplos ofrecen uno o más ejemplos específicos en apoyo de una generalización.

 Los argumentos por analogía establecen un paralelismo entre lo que se argumenta y otro hecho.

Los argumentos de autoridad se apoyan en el respeto que merece la opinión de una persona o una institución de prestigio.

No es un mero comentador o divulgador de los saberes que acumularon los siglos, sino que asume el riesgo de pensar por sí mismo, consciente de su lugar en el mundo, y saca sus propias conclusiones a partir de la vasta cultura que ha obtenido por la lectura y el diálogo, sin mejor disciplina que su pasión, ni mejor pauta que su inteligencia”.

Bernard Shaw había dicho: “Mi educación se vio interrumpida con mi ingreso a la escuela”. En términos casi idénticos Fernando Isaza le explicó a la familia que al joven Estanislao el colegio no le dejaba tiempo para estudiar. Muchos se sorprenden de que el intelectual más notable que ha tenido Colombia haya abandonado la escuela a los 16 años. Pero su conflicto no se debió a una rebelión contra el estudio sino a la convicción de que la escuela se equivocaba: valoraba más la memoria que la invención, más la repetición que la creación, más la obediencia que la iniciativa. Estanislao leyó el libro que conmocionaba aquellos años: La montaña mágica, de Thomas Mann, y sintió un contraste desolador entre las insípidas conversaciones del colegio y los diálogos deslumbrantes de inteligencia que hallaba en cada página. Optó por los libros.

Siempre sintió que la escuela se equivoca al fragmentar el universo en disciplinas aisladas. Que no es posible pensar la historia sin la geografía, el álgebra sin la filosofía, la economía sin el derecho y sin la ética, la psicología sin la literatura y sin el arte. Lo primero que se advierte en sus obras, es la inagotable hospitalidad de su mente. Zuleta respeta la especialización, pero desconfía de ella, se interesa por todas las disciplinas y tiene una conciencia profunda de que todas las ramas del conocimiento son parte de una misma búsqueda y forman un todo indisoluble.

Por ello criticaba esta época que pretende liberarnos de la necesidad de pensar y nos anula con anzuelos de confort, con vicios maníacos y consumos compulsivos, para que no afrontemos el desafío de una existencia original. Siempre volvía a reclamar un trabajo que no sea castigo sino creación, una vida que no sea resignación sino pasión y descubrimiento, un estudio que no nos aparte, sino que nos reconcilie con nosotros mismos.

Estanislao practicaba el goce de la lectura, pero sintió también que es importante leer para descifrar enigmas, para resolver problemas, y toda su vida enriqueció con pensamientos y preguntas los libros que leía.

El manuscrito, que como su nombre lo indica consiste en el ejercicio periódico y constante de corrección permanente, autocrítica, inteligente y abierta. Revisar el borrador y corregirlo varias veces. Reescribir el borrador.

La recomendación para la valoración de información es guiarnos por tres criterios fundamentales: valor de autoridad, valor de contenido y valor de extensión.

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